XXI
–Adiós –dijo el principito con tristeza.
–Adiós –dijo el zorro–. He aquí mi secreto:
Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.
–Sólo con el corazón… Lo esencial es invisible a los ojos… –repitió el principito para recordarlo.
–Lo que hace importante a tu rosa, es el tiempo que le has dedicado.
–…es el tiempo que le he dedicado… –repitió el principito a fin de recordarlo.
–Los hombres han olvidado esta gran verdad –dijo el zorro
–¡Tú no debes olvidarla! Eres responsable, por siempre, de lo que hayas domesticado ¡Eres responsable de tu rosa!…
–Soy responsable de mi rosa… –repitió el principito para recordarlo.
Querido amigo,
Espero que este año que acaba haya sido bueno y el que comienza, se antoje aún mejor. Bienvenido si es la primera vez que recibes esta carta y gracias por seguir ahí, si estas líneas no te son extrañas. En ambos casos, mi más afectuoso saludo y agradecimiento por seguir aportando tanto a mi vida.
XXI
Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Para mí, tú serás único en el mundo. Para ti, yo seré único en el mundo…
Este año he elegido un libro especial, es posible que me hayáis oído citarlo en alguna ocasión o como respuesta a la pregunta ¿Cuál es tu libro favorito? Su belleza reside en que es un libro escrito por y para el niño que llevamos dentro…
Todas las personas mayores fueron al principio niños (Aunque pocas de ellas lo recuerden).
Antoine de Sain-Exupéry
Si no habéis tenido oportunidad de leerlo, os lo recomiendo. El libro es una alegoría en su conjunto y resulta difícil captar toda la belleza que tienen sus metáforas, en simples citas. Esto no quita para que no haya que intentarlo…
II
El Aviador en respuesta a una petición del principito:
–Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.
Preparando esta carta y en busca de inspiración, me detuve a releer alguno de los capítulos. La conversación con el Zorro del capítulo XXI, cuyo extracto precede a la bienvenida, es como un vaso de agua fría después de un buen entrenamiento. Si bien este es mi preferido, el capítulo más me llamó la atención esta vez fue otro. Entre las razones puede estar las nuevas responsabilidades profesionales y esa eterna necesidad de conocer y conocerse a uno mismo…
X
El Rey a fin de no perder la oportunidad de tener un súbdito nombró al Principito Ministro de Justicia y ante su queja por no tener nadie a quien juzgar, El Rey le respondió:
Entonces te juzgarás a ti mismo –le respondió el rey–. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si eres capaz de juzgarte rectamente eres un verdadero sabio».
Encuentro aquí una lección interesante que sin duda invita a tomar perspectiva. Si como somos viene condicionado por nuestras circunstancias, ¿cuán responsables somos de nuestros actos? Y si asumimos esto como cierto, ¿somos verdaderamente libres?
Llevo dándole vueltas algún tiempo a estas ideas y todavía no tengo una respuesta, quizás el año que viene…
Después de esta nube de reflexiones abstractas me vienen a la mente tres titulares que resumen el año que cerramos:
El esfuerzo bien dirigido tiene su recompensa:
En el plano profesional la dedicación y el cariño están dando sus frutos, sin duda el año acaba mucho mejor de lo que empezó. En este punto me venís a la mente todos los que lo habéis hecho posible: desde los que habéis confiado en nosotros ya sea dándonos una oportunidad o implicándoos; hasta los que con vuestra profesionalidad y cariño hacéis que los días de trabajo sean más amenos.
IV
Tengo poderosas razones para creer que el planeta del cual venía el principito era el asteroide B 612. Este asteroide ha sido visto sólo una vez con el telescopio en 1909, por un astrónomo turco.
Este astrónomo hizo una gran demostración de su descubrimiento en un congreso Internacional de Astronomía. Pero nadie le creyó a causa de su manera de vestir. Las personas mayores son así.
Felizmente para la reputación del asteroide B 612, un dictador turco impuso a su pueblo, bajo pena de muerte, el vestido a la europea. Entonces el astrónomo volvió a dar cuenta de su descubrimiento en 1920 y como lucía un traje muy elegante, todo el mundo aceptó su demostración.
Soy un afortunado de que nuestros caminos se hayan cruzado:
Descubrirte cada día es uno de los mejores regalos de este año…
XXI
Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.
Y no solo por los recuerdos que hemos construido juntos, sino por el conjunto de virtudes que te hacen tan especial y lo mucho que me cuidas.
Os hecho de menos:
Entre mis propósitos de este año está el tratar de retomar algunas relaciones. En mi lucha personal por crecer profesionalmente estoy dejando de lado algunas cosas importantes. Tengo tana aversión a convertirme en el Farolero como aversión tiene el Principito al arquetipo que representa el Hombre de Negocios. Si os llega esta carta y no hemos hablado mucho últimamente: ¿Qué te parece si nos tomamos un café y nos ponemos al día? Tomarse un café es una buena excusa para instaurar un nuevo rito…
XXI
¿Qué es un rito? –dijo el Principito. – Es algo también demasiado olvidado –dijo el Zorro. –Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas
[…]
–Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré, ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón… Es bueno que haya ritos.
Me despido con una invitación, una invitación a dejar volar al Principito que llevamos dentro. Esta invitación apremia quizás más cuanto mayores nos hacemos. Mantengámonos alerta, con la mente bien abierta para no confundir una boa con un sombrero y, sobre todo, no perdamos de vista lo verdaderamente importante.
XXVII
Pero sucede algo extraordinario. Al bozal que dibujé para el principito se me olvidó añadirle la correa de cuero; no habrá podido atárselo al cordero. Entonces me pregunto:
«¿Qué habrá sucedido en su planeta? Quizás el cordero se ha comido la flor…»
A veces me digo: «¡Seguro que no! El principito cubre la flor con su fanal todas las noches y vigila a su cordero». Entonces me siento dichoso y todas las estrellas ríen dulcemente.
Pero otras veces pienso:
«Alguna que otra vez se distrae uno y eso basta. Si una noche ha olvidado poner el fanal o el cordero ha salido sin hacer ruido, durante la noche…». Y entonces los cascabeles se convierten en lágrimas…
Y ahí está el gran misterio. Para ustedes que quieren al Principito, lo mismo que para mí, nada en el universo habrá cambiado si en cualquier parte, quien sabe dónde, un cordero desconocido se ha comido o no se ha comido una rosa…
Pero miren al cielo y pregúntense: el cordero ¿se ha comido la flor? Y veréis cómo todo cambia…
¡Ninguna persona mayor comprenderá jamás que esto sea verdaderamente importante!
Este es para mí el paisaje más hermoso y el más triste del mundo. Es el mismo paisaje de la página anterior que he dibujado una vez más para que lo vean bien. Fue aquí donde el Principito apareció sobre la Tierra, desapareciendo luego.
Examínenlo atentamente para que sepan reconocerlo, si algún día, viajando por África cruzan el desierto. Si por casualidad pasan por allí, no se apresuren, se los ruego, y deténganse un poco, precisamente bajo la estrella. Si un niño llega hasta ustedes, si este niño ríe y tiene cabellos de oro y nunca responde a sus preguntas, adivinarán en seguida quién es. ¡Sean amables con él! Y comuníquenme rápidamente que ha regresado. ¡No me dejen tan triste!
Con todo mi cariño